Monday, May 2, 2011

ORAR CON LA DANZA. NUESTRO CUERPO HABLA DE DIOS



Fernando IX University



CON LA DANZA. NUESTRO CUERPO HABLA DE DIOS 707. Viernes, 29 de Abril de 2011 19:43 (Dídimo E. Romero. Investigador de patrimonio inmaterial.) said:CORPORACION INTEGRAL PARA REAFIRMAR EL PATRIMONIO
CULTURAL.
Patrimonio Y Cultura
Entidad cultural sin ánimo de lucro.
NIT. 900198174 - 8
Carrera 23 No. 52-52 Celular 311 458 98 21 - 097 6902960
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BUCARAMANGA COLOMBIA.




ORAR CON LA DANZA. NUESTRO CUERPO HABLA DE DIOS
Salmos 150 ALABANZA UNIVERSAL A DIOS.
Aleluya.
1 Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
2 Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
3 Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
4 Alabadle con pandero y DANZA;
Alabadle con cuerdas y flautas.
5 Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
6 Todo lo que respira alabe a DIOS.
Aleluya.
La danza es una forma de expresión, y, como tal, es también un vehículo para manifestar
experiencia religiosa. De hecho, podemos encontrar diferentes danzas rituales en todas las
religiones y culturas. La danza es un arte, una forma de expresión humana que nos eleva y
ayuda a trascender la realidad. Por esto mismo también es un buen vehículo para ponernos
delante de Dios, para la contemplación.
Pero el cuerpo es todo lo que tenemos, es nuestra realidad, la que nos posibilita el ser, y, lo
que es más importante, es también imagen y semejanza de Dios. Por lo general, la
espiritualidad occidental desarrolló la oración como un ejercicio mental, dando por supuesto
que la mejor manera de acercarnos a Dios era a través del pensamiento. La danza
contemplativa quiere dar una nueva perspectiva a la oración: Dios nos ha hecho corpóreos, y
nuestro cuerpo puede llegar a ser un buen vehículo para acercarnos a Dios.
Jesús de Nazaret, la encarnación de Dios, es nuestro referente: a Dios se llega a través del
cuerpo, pues cada cuerpo, cada mano, cada pierna, cada vientre, cada mirada, son manos,
piernas, vientres y miradas de Dios. Dios nos toca y nos mira a través de los cuerpos y los ojos
de los demás.
Cuando danzamos, nuestro cuerpo y nuestra mente se aúnan, y cooperan mutuamente en la
labor de ponernos delante de Dios, en la contemplación. Dejemos ya ese divorcio interno entre
mente y cuerpo, y seamos Uno en el Todo.
Algunos místicos usan la danza para ponerse ante Dios. Es el caso de Pascual Bailón, Teresa
de Jesús, Felipe Neri. El mismo Domingo de Guzmán adoptaba para la oración determinadas
posturas estáticas que le ayudaban en la meditación.
La oración personal sólo es posible si se inicia en el cuerpo del/la que ora, si empieza por el
cuerpo, por nosotros, en lo que somos y tenemos. Podemos, por tanto, ponernos delante de
Dios no sólo con el pensamiento o el corazón: también con las manos, los pies, las
caderas, las piernas,… y entre todos y todas conseguiremos asomarnos a la maravilla
que es sentir nuestro cuerpo invadido por la Ruah. (Fuerza del espíritu). (Victoria Hdez.)
Dídimo E. Romero. Investigador de patrimonio inmaterial.

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