Aplicación Diaria:
Pocos como Elías en el Antiguo Testamento, hombre de poder y autoridad, temido por los reyes de su época, era tanto su celo por las cosas de Dios que llego a degollar un gran numero de profetas páganos. Pero al fin humano, débil, sujeto a pasiones; por eso flaqueo, experimento el fracaso y se sintió derribado. Pero allí estuvo la mano benévola del Señor para infundirle aliento en medio de su amarga crisis.
Seguramente al compararnos con Elías muchos de nosotros digamos que no tenemos tal coraje y valentía. Pero lo cierto es que visto de otro lado tanto el como nosotros padecemos severas debilidades humanas; lo maravilloso es que tanto a el como a nosotros el Dios de la vida esta dispuesto a levantarnos para seguir adelante en el caminó que nos resta.